Pues bueno. Hace pocos minutos tenìa unas de defecar que no me las aguantaba. Me disponìa a redactarle un meilongo a mi queridio amigo JuanCarlos pero, en situaciones asì, sólo literaturas, aproximaciones y desvarios, y abrí el blog. Lo malo de andar tanto tiempo en la calle ...uno se imagina a veces trar un baño portatil, en una mochilita o de maltìn, así como las casas y cercos que la Pantera Rosa sacaba de su maletìn. La Claudia está triste y enojada conmigo, eso me hace sentir mal. Sal. Mucha sal en el mar, casi se pone rojo. Platicaba y platico tambièn con Paola. Porfìn preguntè si había baño y sí, excepcional en los negocios queretanos. Cuando estoy orinandome o a punto de echar
esa masa me da mucho frìo. Frìo y si pasa el aire frìo, crèanme que las ando dando. Y pues ya, el wey que atiende el internet sin cafè dice que fulano vive en una utopía que no existe, no sabe hablar muy bien. Ya tengo ganas de orinar otra vez. Pues bien, en ese baño no habìa papel y no me devolvì a buscar en la mochila, tal vez no era tan necesario sacar eso de mì, una meadilla y yagas. Pero no... no señor. Era tanta la necesidad dque me valiò una muela y me sentè. Mientras liberaba pensaba como madres le harìa para limpiarme. Ya todo era cochino, deliberado, rùstico, y me daba risa. Habìa papel en el botesito de los papeles enmierdados. Un papel muy grande no tenìa defeco. Què creen que tenìa. Pues adivinar ciertas cosas ganas no nos dan siempre. Con uno de esos bastò. Pffff jajaja. Pinches cosas que una hace.